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Foto Las transmisiones

Las transmisiones

Vamos a centrarnos fundamentalmente en la cuestión del desgaste de los componentes: cómo detectarlo, controlarlo y hasta retrasarlo, evitando que sufran los sistemas que integran la bicicleta.


En esta entrega detallaremos una serie de reglas al respecto, que nos van a ayudar a comprender mejor el funcionamiento de nuestra máquina.
Pero antes, hagamos un panorama de la situación actual en materia de transmisiones.

Liviano pero débil

Es realmente notable la evolución que han sufrido las bicicletas en los últimos  10 años. En lo que hace a transmisiones, por ejemplo, pasamos de piñones de siete u ocho coronas a los de nueve o 10.
En aquel entonces, cuando el XTR venia con ocho coronas de piñón, no se le prestaba atención al desgaste de la cadena o de las coronas.
Era muy poco frecuente hablar de un cambio de cadena, y mucho menos de que hubiera necesidad de cambiarla luego de determinado kilometraje. De hecho hay gente que ha usado por más de 20.000 km su bicicleta hasta que tuvo que comenzar a reemplazar sus componentes.
Esas mismas personas no comprenden por qué hoy tienen que cambiar su cadena cada 3.000 km.

Dejemos en claro una cosa: Si bien es cierto que hoy los sistemas de cambio son cada vez más precisos y más livianos, el hecho es que —fundamentalmente para lograr esto último— se sacrifica un poco de robustez. Recordemos al Exage, al STX-RC o al mítico XTR de entonces, que durante muchos años fueron iguales a si mismos y a los que nadie les pedía más que lo que habían dado desde el primer día. Pero eso sí, pasaban los días, los meses y los años, y seguían andando...
Esos sistemas de transmisión tenían la virtud de ser muy fuertes a pesar de ser mucho más "mecánicos" que hoy día, y todavía se los ve en uso en algunas bicicletas, funcionando perfectamente, sin tener el más mínimo juego en las mazas o en la caja pedalera.

Además, en aquel entonces no había una diferencia tan marcada entre los grupos de cicloturismo y los de competición. Hoy los sistemas de 27 velocidades son considerados de competición y son mucho más delicados que los de 24 velocidades. Por eso siempre se recomienda a una persona que va a hacer cicloturismo o a un ciclista principiante un sistema de 24, ya que va a ser más robusto y va a permitir que aprenda a usar bien los cambios si romper nada.

Despacito, suavemente...

Uno de los problemas que se presentan cuando usamos mal el cambio de velocidades es ese ruido fuerte que suele producirse al operarlo. Esto ocurre porque en el momento de subir o bajar de corona y/o plato, la cadena está con mucha tensión, y, sin tomarlo en cuenta, el ciclista igualmente opera el cambio en forma brusca. El mejor método para evitar esto es hacer una especie de embrague*: mientras se está pedaleando, al momento justo de operar el cambio, hay que liberar ligeramente de tensión la cadena (sólo por una fracción de segundo), con lo que ésta, al estar libre de tensiones, se descalzará y pasará de plato o corona suavemente, sin ruidos.

Este sistema es utilizado por los ciclistas profesionales instintivamente, al punto que, por ejemplo, un ciclista de ruta que se lanza a un sprint pasa el cambio a altas velocidades sin desperdiciar ni una fracción de segundo, aprovechando justo el momento en el que se entrega la fuerza de una pierna a la otra (punto muerto de la pedaleada.)
También hacen lo mismo los escaladores expertos, que cuando atacan la subida cambian de velocidad sin ningún problema, con un pequeño movimiento de su cuerpo hacia adelante que libera instantáneamente la tensión de la cadena para que el cambio de velocidades se haga suavemente. 

* Hacer un "embrague" es simplemente aflojar un poco el pedaleo para que el cambio pase sin que la cadena esté con la tensión completa que generalmente tiene cuando estás pedaleando.

Shimano: resorte invertido

Tan importante es este tema de cambiar de velocidades correctamente, que Shimano lanzó en 1998 su famoso sistema de resorte invertido, en aquel entonces para los mandos rapidfire, luego para su línea de mandos Dual Control. Este sistema de resorte invertido facilita a la cadena subir aun cuando esté tensionada, porque el resorte, en vez de tirar para abajo, lo hace en sentido opuesto, de manera natural.
En una pata de cambios convencional el resorte la hace trabajar hacia abajo, por eso en un shifter del mismo tipo con el dedo pulgar de la mano derecha la cadena sube de corona y con el índice baja.
Sucede lo opuesto si a un shifter se lo hace trabajar con una pata invertida, razón por la cual a ese tipo de patas conviene armarlas con manijas Dual Control, que están especialmente preparadas para funcionar con ese sistema.

Cadena nueva

Con las transmisiones actuales hay que cambiar la cadena cada 3.000 km. La razón es simple, la cadena se gasta por estiramiento, lo que modifica la distancia original que existe entre perno y perno. Y al producirse este estiramiento se comienzan a perjudicar las coronas, perdiendo su simetría y comenzando a deformarse las U que forman sus dientes.
Cuando esta deformación ya ha llegado al extremo ni siquiera será posible que las coronas acepten una cadena nueva, que va a saltar en falso constantemente. De ahí, y porque además aumenta el riesgo de que se corte, la imperiosa necesidad de cambiar cadena en el kilometraje indicado. Y si hacemos ese cambio cada 3.000 km el piñón puede durarnos hasta 9.000 km (igualmente, ya con un piñón de mucho kilometraje hay que ser un verdadero "artista" para cambiar de velocidades sin que la cadena zafe o se corte, e incluso se torna muy difícil la regulación.)

Depende del terreno

Las transmisiones de mountain bike sufren mucho más que las de ruta, ya que la agresión constante de la tierra, la arena, etcétera, hace que tengan mucho más desgaste. También es común en el MTB andar con la cadena cruzada, por ejemplo en plato grande y alguna corona de las mayores. Esto perjudica enormemente la cadena y las coronas de piñón (aunque a veces resulte inevitable hacerlo, especialmente para los corredores.)
En el caso del mountain bike agresivo y practicado en geografías muy hostiles, se recomienda tener especiales cuidados con las cadenas de MTB muy maltratadas, vigilando su estiramiento. Es frecuente que ni siquiera duren los 3.000 km mencionados como media.
En las transmisiones de ruta no se observa tanto castigo, ya que el trato es distinto, más progresivo y ordenado, las coronas de piñón son corridas y esto alivia a la cadena de tanto trabajo.

Por el perno no


No se recomienda cortar la cadena para hacer una limpieza, tampoco para cambiar un descarrilador o una pata de cambios, porque las cadenas, principalmente en la línea Shimano, traen un perno de seguridad original de fábrica, de color negro y de único uso, que funciona como un sello: una vez medida la cadena, se cierra con ese perno y no debe volverse a tocar. Pero si hubiera necesidad de cortar la cadena, habría que hacerlo por cualquiera del resto de los pernos, sólo que ahora tendremos que tener en cuenta que éste será un punto de debilidad definitivo, por el cual la cadena podría llegar a cortarse al pasar mal un cambio o en un momento de extrema tensión.

Haciendo cuentas

Para controlar el desgaste existen calibres que miden la cadena de forma tal que detectan su grado de estiramiento.
El método más práctico para controlar el desgaste de una cadena es con el odómetro de nuestra ciclocomputadora, que cuenta los kilómetros acumulados y los deja grabados en su memoria. Y el que no tiene este accesorio puede construir su propio registro sumando el kilometraje aproximado de sus salidas durante el período que fuera necesario. Como ya dijimos, esto de los cambios de cadena es algo relativamente nuevo, por lo que ocurre con mucha frecuencia que el ciclista chapado a la antigua no sólo se resiste a admitir esta necesidad sino que además no usa velocímetro... Para ellos, vaya este ejemplo: Si solamente pedaleamos una vez por semana durante unas dos horas en montaña haremos no menos de 20/30 km, de modo que con cuatro salidas por mes completaremos unos 100/120 km mensuales y unos 1.200/1.440 anuales, con lo cual deberemos cambiar la cadena a lo sumo cada dos años. Si agregamos una salida semanal más, ese tiempo se reduce a la mitad. Y, en el caso de un atleta que compite y entrena, que habitualmente no hace menos de 350 km por semana, para tener un buen rendimiento y para tener su bicicleta en óptimas condiciones habrá que cambiar la cadena cada dos meses.

El que quiere celeste...

Una reflexión que hago siempre, es que hay todavía una falta de aceptación al hecho de que las bicicletas actuales necesitan un service regular, además de recambios de piezas y actualizaciones. A las antiguas "inglesas" con frenos a varilla o incluso a las ochentosas de media carrera solo hacía falta inflarlas de tanto en tanto, aceitar un poco la cadena... y a pedalear. Esto generó costumbres que hoy hay que desterrar, ya que las bicicletas actuales no son así, lo que implica digerir que por más caras y sofisticadas que sean (o quizás justamente por eso...) exigen muchos cuidados extras.

 

Nota original:
Diego Maldonado
Exact Bikes

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